Quiero dar un mensaje
de esperanza para muchos jóvenes que el día de hoy me escuchan, para personas
que quizás se quieren quitar la vida, o para aquellos que se sienten incapaces
ante los problemas. Quizás tú como mujer, adulto o joven estás enfrentando
problemas y dices “ya no puedo más”. Muchas mentes están heridas y lastimadas
por los problemas, sus razonamientos son defectuosos y depresivos; hay
desesperanza. Mira que es importantísimo que puedas desarrollar en tu vida una
verdadera confianza en Dios. Quisiera tocar y hablar del aspecto divino acerca
de este problema del suicidio. Un salmo dice lo siguiente “Dios es nuestro
amparo, nuestra fortaleza, nuestro pronto auxilio en las tribulaciones, por
tanto no temeremos aunque la tierra sea removida y se traspasen los montes al
corazón del mar.” Es tan importante el soporte y la ayuda de Dios. Debemos
aprender a buscar el amparo de Dios en nuestras vidas, somos seres frágiles. En
estos días, todos nosotros experimentamos angustias, pasamos por circunstancias
en donde la presión es más fuerte de lo que podemos manejar. Entonces, ¿cómo
vas a enfrentar esas dificultades? Es necesario que busques ayuda médica o a un
consejero si estás teniendo tendencias suicidas. Sin embargo, quiero decirte que
esa angustia que sientes te lleva a tensiones insufribles, a ansiedades y
desesperaciones dentro de tu alma. Empiezas entonces a tener pensamientos
autodestructivos, de amargura, o de tristeza. Es importante que esa tristeza y
esa ansiedad las puedas controlar. Cuando nosotros somos débiles podemos buscar
a Dios. Yo te puedo dar un ejemplo en mi propia vida: cuando más débil me
sentía, más vacío y más deprimido, yo clamé a Dios en mi desesperación. Yo me
hice este razonamiento “¿querrá Dios ayudarme y perdonarme?” Y la respuesta de
un hombre que me compartía las palabras de este salmo fue: “claro que sí, si
usted está dispuesto a cambiar, a abandonar todo aquello que ofende y lastima a
Dios y a creer en Jesucristo su hijo que murió por usted en la cruz, usted
puede obtener la paz que tanto anhela.” Era como si yo me estuviera quitando la
máscara que llevaba puesta en esos momentos. Por que detrás de esa máscara
alegre que yo presentaba ante la gente, había un rostro oculto: la tristeza, el
vacío, el temor, el miedo, la angustia, la ansiedad constante que destruía mi
alma. Y al quitarme la máscara y presentarme tal como soy delante de Dios, yo
encontré un alivio y una esperanza que no había encontrado ni en el dinero, ni
en mis conocimientos, en mis propios estudios académicos, ni en mis amigos.
Pero cuando me di cuenta que Dios es real para nuestras vidas, me di cuenta que
él era mi amparo y mi fortaleza. Dejé de ser la persona debilucha de carácter,
miedosa, ansiosa, temerosa. Aquellos pensamientos que cruzaban mi cabeza de
destrucción desaparecieron y vino una paz que venció el temor. El temor es
invencible, es un gigante, es terrible. El sentir que no tienen solución los
problemas, el sentir miedo a tu esposo, a tu situación económica, a tu problema
de salud o familiar, a las relaciones en el trabajo, es terrible. Quiero
decirte que todo ese temor desaparece por completo. Muchos dirán “¿pero cómo es
posible esto?”. Bueno, para entenderlo, tienes que conocer a Dios en una forma
personal, tienes que darte cuenta que Dios quiere ayudarte y que en él sí hay
esperanza verdadera, tal como dice el salmo “no temeremos aunque la tierra sea
removida y se traspasen los montes al corazón del mar, aunque bramen y se
turben las aguas. Estad quietos y conoced que yo soy Dios.”
Es importante que
conozcamos que hay esperanza, que estemos quietos, que podamos entregar esa
aflicción y afán a través de una gran y absoluta confianza en las palabras de
Dios.
Es esencial que
conozcamos que él puede salvarnos y perdonar nuestras culpas que tanto nos
atormentan, que el es misericordioso, todopoderoso, el Padre celestial amoroso
que quiere salvarte, ayudarte en tu situación en tu vida, que quiere que
conozcas sus caminos que son buenos, rectos y de paz. Él quiere que sepas que
cuando estás en sufrimiento y dolor, si tú se lo permites, él va a transformar
tu vida y vas a entender sus propósitos y su palabra para que puedas conocer
que él es el Todopoderoso. Recuerda que él mismo habló de estos días y dijo que
eran tiempos muy difíciles, tiempos de guerra, tiempos de hambre, de terremotos
e inundaciones, de violencia, de terrorismo, tiempos de ansiedad, de
tribulación; pero él es nuestro refugio. Él es a donde podemos correr para
encontrar la fortaleza cuando somos débiles. Él es la ayuda permanente y
continua en problemas. Conocer a Dios significa el todo de la vida, significa
vida verdadera.